La deuda pública de Japón: Crónica de una muerte anunciada.


Japón es el segundo país con mayor volumen de deuda unos datos que siguen incrementándose, la deuda pública en Japón sigue subiendo, una cifra que rondaba en 2015 9.159.727 millones de euros y que en 2016 alcanzó 10.538.334 millones de euros. Cifras preocupante, según datosmacro.com, el porcentaje de deuda sobre el PIB alcanzaba el 235,63% en 2016 pero ha llegado a alcanzar en 2018 el 253% del PIB, una deuda estatal que supera a países como Grecia que gira entorno al 180%.

La deuda de Japón es más que significante, ha alcanzo unos números que van a ser muy difíciles de solventar en un corto o medio plazo. En 2017 Japón se gastó el 24% de su presupuesto en el pago de sus propios intereses, unos intereses que siguen creciendo a día de hoy. El gobierno es consciente de su situación y por ello la institución tiene principalmente como objetivo que no tenga que pagar un porcentaje de su deuda mayor al 0,1% pero los inversores están perdiendo su paciencia y se ponen nerviosos vendiendo así sus obligaciones.

Esta deuda es herencia de la situación que vivió Japón en los 90, su estrategia ha provocado que esta sea tan grande y difícil de afrontar. Todo empieza tras los acuerdos del Plaza septiembre de 1985 y la apreciación del yen que provocaron que las exportaciones se redujeran por lo que el crecimiento económico también disminuyó. La política que se llevó a cabo tras el efecto de la apreciación fue drástico; en los dos años siguiente la estrategia fue una reducción del interés que llego a estar sobre el 2,5% y esto provocó un aumento de la cotización bursátil y siguiendo un procedimiento normal generó después una burbuja que estallaría creando la Crisis de los 90 en Japón.

La estrategia fallida tuvo sus consecuencias; un colapso financiero en el que tras estallar la burbuja, los prestatarios se ven incapaces de devolver los préstamos y poniendo en peligro las instituciones financieras japonesas más importantes. La deflación por la que se pasó Japón provocó que la cantidad real a devolver a los titulares de los bonos sería mayor frente a la cifra nominal.

Japón en los 90 llevó una política fiscal en la cual incrementó su gasto público y bajó sus impuestos por lo que el saldo presupuestario era menor esto generó que la deuda aumentara y llegó a alcanzar el 100% sobre el PIB. El país nipón también incluyó en su presupuesto estatal los gastos en inversión y Crédito fiscal y también llevó una política que en vez de crear dinero bajando el tipo de interés cuyo emisario eran los bancos, optó por conceder dinero a las empresas, el BCJ se sumaba a la iniciativa de "regalando dinero".

Japón ha optado estos años por convertirse en una economía muy potencial y muy productiva unos gastos en I+D muy significativos entre el top 5 de países que más gasta sobre el PIB ha llegado a estar por lo que el gobierno nipón asumió el riesgo de una deuda muy alta la que más a día de hoy para así tener una de las economías más productivas del mundo, es el cuarto país con más exportaciones del mundo solo por delante de el; China,Alemania y EEUU.

El problema de esta posición económica alcanzada es que la deuda a la que tiene que hacer frente es muy grande y sigue progresando, el futuro de Japón no se antoja fácil 



La deuda como vemos en el gráfico ha ido aumentando y no hay grandes esperanzas de que baje. El FMI no estima buenos resultados para estos años, el objetivo es que los bonos alcancen un rendimiento más alto para que así los inversores empiecen a invertir en deuda japonesa por lo contrario si Japón sigue emitiendo papel e incrementando la deuda solo conseguirán escapar por un tiempo de una realidad que llama a la puerta que todos conocemos pero que no se toman medidas.




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